ALINEATE Y VENCERAS
Enfocar y alinear son elementos que tienen mucho en común. Necesitamos identificar con claridad nuestros objetivos, sean estos, personales, familiares, comunitarios o empresariales; con esto lograremos enfocar, dirigir nuestra visión hacia una meta determinada que puede ser el compendio de varios logros que nos ubiquen en el imaginario de “en donde realmente queremos estar”.
Para evitar que este trayecto resulte agotador y que pensemos que podemos morir en el intento, es importante que ese foco dirigido a la meta, contemple objetivos sucesivos que representen la satisfacción de expectativas temporales o lo que podemos entender como “ganar las pequeñas batallas”, un paso a la vez, sin prisa pero sin pausa.
Por supuesto, se presentan circunstancias donde la urgencia amerita la coordinación expedita de pronunciamientos y acciones que desencadenen los acontecimientos esperados. Sin embargo, no por urgente un asunto debe carecer de planificación estratégica, por lo que aún a las carreras, debe existir un espacio que permita el análisis situacional, la formulación de estrategia, la búsqueda de consenso y lo más importante: alineación de acciones.
Concéntrese en el foco y actúe.
Lo importante de focalizar los asuntos, temas o metas, es delimitar la visión, pues la dispersión es lo primero que genera el desgaste y catapulta al fracaso.
Si la visión es delimitada, es más congruente la estrategia y más transitable el camino (plan de acción).
Mi recomendación a los grupos sociales, organizacionales y políticos, es que una vez que se identifiquen como afines, logren por consenso una visión compartida que logre delimitar y expresar sus fines. Este sería el enfoque, en él deberán ahora confluir todos los integrantes y seguidores de esa alianza (familiar, comunitaria, política, empresarial…) y en lo sucesivo se mostrarán como un bloque aun cuando existan diferencias entre los actores, la cara visible siempre será de respaldo y unidad.
A partir de este paso, concéntrense en alinear por encima de las diferencias o divergencias para pronunciarse a través de un mismo discurso, difundir mensajes cónsonos, coherentes y congruentes, para así aglutinar más seguidores y sumar voluntades al fin propuesto.
Alinear el discurso es la clave para generar acuerdos, multiplicar seguidores y obtener reconocimiento en nuestros públicos de interés, todo lo contrario sucede cuando diferentes subgrupos o actores de una misma organización emiten mensajes contradictorios entre si e incluso adversando ideas de otros miembros de su misma organización, armando las lonas de lo que conocemos como circo, una total abatida a la imagen de un grupo, partido, bloque político, movimiento u organización.
Lo anterior no significa desconocer las diferencias o ignorar que siempre se suscitarán discrepancias en las ideas, pero lo importante es aprender que lo compartido por la mayoría será “la bandera” que llevaremos para que nos conozcan, nos sigan y logremos los objetivos y cambios que deseamos.
No se trata de seguir a ciegas a líderes, se trata de nuclear los contenidos en torno a los mensajes que identifiquen a la mayoría, que logremos consolidarnos a través de nuestras coincidencias e ir ganando espacios gracias a un mensaje congruente, objetivo y coherente que ofrezca respuestas, soluciones y cambios deseados.
Recuperando algunas ideas de editoriales anteriores, recuerden que en toda organización se requiere un maestro de orquesta, capaz de escuchar hasta los más sutiles sonidos, quien con el resto del Comité de Comunicación, y acompañado por expertos consultores que formen voceros calificados y facultados para emitir los mensajes y pronunciamientos oficiales que nos identifican, promuevan los cambios que esperamos y propicien los nuevos estados en los que queremos estar, beneficiando a la mayoría, aquello que conocemos y debe privar en nuestras acciones, como el bien común, la evolución de las organizaciones y de la sociedad.
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