El poder de la palabra destruye o construye
Las Comunicaciones Corporativas parten como estrategia de un concepto tan básico como la palabra misma, dando importancia al sentido de lo que expreso, respondiendo el qué, cómo, para qué, a quienes y donde comunico mi mensaje.

Los expertos en comunicación hacemos uso de la palabra, para transmitir mensajes que impacten con su contenido, forma y medio a quienes lo dirigimos. Con técnicas redaccionales construimos y diseñamos el mensaje para que sea reflejo de la imagen que deseamos proyectar. Esto en ningún momento implica que la imagen proyectada sea falsa o una creación elaborada, sino producto de la comprensión de lo que es una persona o empresa, cual es su personalidad, su fundamento, sus objetivos, valores y principios y traducirlos en un concepto que la defina.
A partir de allí, esa personalidad expresada a través de la comunicación, cobra vida y tiene voz, para expresarse como actor social en diversas etapas, circunstancias e intenciones.
En estos tiempos es indispensable analizar la intención antes de hablar, y estar seguros que esa intención no responde a emociones que puedan confundir nuestro real propósito o que puedan generar un impacto negativo con el receptor o la audiencia del mensaje que vamos a emitir.
Las empresas e instituciones tienen voz, tienen derecho a expresarse como actores sociales que son, y además la mayoría de ellas protagonizan acontecimientos noticiosos que deben dar a conocer, pues toda actividad que no se comunica, nunca sucedió.
Pero para que este proceso sea positivo tanto para emisarios como públicos, es indispensable que la comunicación corporativa sea desarrollada por expertos que cuiden que cada palabra corresponda a la intención de la junta directiva y sea acorde con los fines de la organización. Que cada palabra sea para construir y no para destruir, para vincular y no para separar, para impulsar y no para frenar.
Mary Mennuto
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